El acrónimo API alude al término Application Programming Interface, que en lengua española se conoce como Interfaz de programación de aplicaciones. Es un recurso para integrar sistemas, otorgando beneficios como una mayor seguridad y facilidad al intercambiar datos, así como la posibilidad de monetizar su acceso. En este artículos podrás conocer en profundidad qué es una API, para qué sirve y cuáles son las ventajas de utilizarla.
Definición de API
Una API es un conjunto de rutas y patrones de programación que permiten acceder a un software o aplicación basado en la web. Las APIs son creadas en el momento en que una compañía de software pretende que otros programadores desarrollen servicios y productos vinculados a su aplicación. Incluso varias de estas compañías ponen el código y la documentación de sus aplicaciones a disposición de sus usuarios para que puedan usarlas e integrarlas del modo más adecuado con otros sitios y aplicaciones.
Google Maps, la app de Google para ver y explorar mapas de todo el mundo, es uno de los mejores ejemplos de una aplicación que cuenta con una API. Muchas aplicaciones y sitios utilizan los datos de acceso de Google Maps para aprovechar al máximo sus funcionalidades. Por ejemplo, cuando una persona visita el sitio web de un aeropuerto, puede ver dentro de la propia página web el mapa de Google Maps con la ubicación exacta del lugar marcado y las mejores rutas para llegar allí. Esta integración se realiza mediante una API que los desarrolladores de la página web del aeropuerto aprovechan el código de Google Maps para insertarlo en un área determinada del sitio.
A través de las APIs, dos o más aplicaciones pueden intercomunicarse entre sí sin que los usuarios tengan conocimiento de ello o deban intervenir. La comunicación se realiza por medio de diversos códigos que permiten definir comportamientos específicos y compartir acciones y herramientas. A grandes rasgos, una API está compuesta por un conjunto de funciones a las que puede accederse por medio de programación.
Las integraciones por API generalmente son invisibles para el usuario medio, ya que este no sabrá cuando una aplicación que utiliza o un sitio web por el que navega se está comunicando con otra aplicación a través de una API, pues no lo verá en la interfaz del programa.
Últimamente el aprovechamiento de las APIs ha ido extendiéndose al campo de los plugins, los cuales complementan las funcionalidades de un software en específico. Los desarrolladores del software construyen una API y la facilitan a equipos de desarrolladores, para que desarrollen plugins destinados a explotar las funcionalidades del programa y añadir nuevas características. Los softwares WordPress, Shopify, PrestaShop y Magento -entre otros- son un buen ejemplo de ello.
Los sistemas operativos cuentan también con sus API que cumplen las mismas funciones antes descritas. Por ejemplo, Windows tiene las APIs de Win32 y Win16. En el momento en que un usuario ejecuta un software (.exe) que requiera hacer uso de algún proceso del sistema operativo, probablemente Windows establecerá una conexión o un “puente” entre dicha aplicación y una de sus APIs.
Ventajas de las integraciones por API
A estas instancias, deberías estar convencido de lo útiles y beneficiosas que resultan las APIs para diferentes propósitos. Pero, ¿qué hace exactamente que las APIs sean una mejor alternativa que otros tipos de integraciones? A continuación, conoce algunas de sus ventajas.
Seguridad
El tipo de integración que ofrecen las APIs hacen que el intercambio de información sea muy seguro. Esto debido a que generan un gateway (puerta de enlace) en la que solo tendremos acceso a un paquete en específico de información que será definido por la empresa propietaria o desarrolladora del software.
Un ejemplo: Un banco en su base de datos dispone de informaciones como la dirección y el número telefónico de sus clientes, su número de cuenta, las transacciones que han recibido y realizado el último mes, el saldo que hay en su cuenta, etc.
A través de una API un grupo de desarrolladores podría crear una aplicación para ver sólo los datos de los clientes que tienen un saldo negativo o que guardan altas cantidades de dinero en su cuenta. Estos datos podrían ser sumamente útiles para las empresas crediticias al momento de hacer evaluaciones de riesgo.
El gateway o puerta de enlace se encarga de auditar y lleva la seguridad de las APIs.
Monetizar el acceso
Imagina restringir el acceso al API de una aplicación y vender la puerta de enlace a los usuarios y desarrolladores que quieran utilizarla. A las APIs que tienen algún tipo de restricción o limitación para acceder a ella se les denomina APIs privadas, mientras que las APIs a las que cualquier usuario tiene acceso público son conocidas como APIs públicas.
Saber aprovechar el potencial de las APIs públicas y privadas puede ser una gran estrategia para obtener el máximo margen de beneficios de una aplicación y hacer que los usuarios deban pagar si desean tener acceso a cierto tipo de funcionalidades o de contenidos.
Un ejemplo de esto es la empresa de streaming Netflix, que ofrece acceso a su contenido solo a los usuarios con una suscripción activa del servicio.
Reducir el volumen de datos
Como ya se ha detallado, las APIs pueden emplearse para realizar integraciones de forma específica, vinculando su uso a solo un tipo de información y restringiendo el acceso a otros datos. Desde la óptica del funcionamiento de la plataforma, esto se traduce en un menor volumen de datos y una optimización del rendimiento, dado que los recursos sólo son utilizados para mostrar a los usuarios la información que necesitan en el momento.
Posibilidad de auditar el acceso
La empresa desarrolladora o propietaria de la aplicación podrá consultar quiénes accedieron a la API, desde qué locación, cuándo y a qué información accedieron. La puerta de enlace de una API otorga la posibilidad de tener un registro detallado con el flujo de datos que se intercambia a través de ella.
Esto es algo especialmente útil para empresas que emplean las APIs en el área del ecommerce o en sistemas que manipulan datos sensibles o de alta confidencialidad, como por ejemplo las instituciones bancarias y las plataformas de pagos online.